Descripción
Este es el resultado de la plena progresión poética, del cambio, de la inquietud, de las ganas de soñar, de dividir cada poema en tiempo, lugar y ocurrencia. Una cierta hora tiene una importancia vital, es sinónimo de estar vivo, de mirar el reloj de vez en cuando para darse cuenta de que el tiempo lo inventamos nosotros y que nadie lo maneja. El lugar pertenece a los caprichos del mismo. Y el minuto es la excusa perfecta para tener algo más que añadir a las horas. Plasmar cada hecho en algo único es labor del poeta, y darle el sentido imaginario corresponde al lector. Desde poemas de amor, de lo lejano y cercano de los sueños, desde tributos a Ismael Serrano, Silvio Rodríguez, poemas para mi familia hasta poesía que otorga sabios consejos. Absorbe el tiempo, sé feliz, antes de que sea demasiado tarde. Huye de cualquier patrón o norma que te ofrezca el mundo exterior. Muestra al mundo que sientes la poesía y que también, por ello, eres capaz de mostrar tus sentimientos. Sin miedo, sin tapujos. Porque sinónimo de sentir un poema o un simple verso es sinónimo de sentirse vivo. Porque en todas las vidas se esconde una historia en forma de poesía. «He llegado a escribir estos poemas en la parada de un autobús y en lo más íntimo y personal de mi habitación», afirma el autor. Después de su primera obra, Retazos de uno inocencia desbocado, Roberto Zarco se presento firmemente con su forma particular de «construir y sentir poesía». Además, el libro incluye diez reflexiones inéditas del autor. Can fecha minuto y hora. Yo invento el espacio, las horas y los minutos. Tú los descifras.
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