Descripción
Poesía de lo cotidiano que tiene la virtud de llegar al lector porque apela a cuestiones reconocidas y reconocibles, momentos en los que todos nos hemos visto inmersos alguna vez sin que creyéramos ser testigos de algo que pudiera transformarse en excepcional, en poema. Esa es una de las virtudes que tiene Javier Cano, extraer poesía de la repetición de los actos como si su experiencia como trabajador de una fábrica le hubiera enseñado que el poema también es un objeto que se confecciona a base de esfuerzo, de horas invertidas en él, de pericia, de experiencia, de no quedarse nunca fuera de lo que nos sucede.
La imagen de una mujer dormida en el metro al acabar la jornada, el runrún de la fábrica, la hora del bocadillo son elementos sencillos que la mirada del poeta rescata de su intrascendencia en un intento de dar protagonismo a todo aquello que compone nuestro día a día sin que reparemos en la importancia de su existencia.
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