Descripción
La felicidad es no padecer dolor o daño; la moralidad, no causarlos. Así empieza este libro y sigue de esta forma: cuando el dolor es duradero e intenso la felicidad queda destruida. Nadie quiere el dolor. Más que el placer, el dolor es el eje sobre el que gira toda la humanidad, para evitarlo si es posible. Cuando no hay dolor corporal o mental, el placer, sin buscarlo expresamente, nos va llegando en efímeras oleadas y si bien una vida puede ser feliz aunque no haya sobreabundancia de placeres, es desdichada o infeliz cuando el dolor es abundante.
En Felicidad, moralidad y el dolor se habla del creer, especialmente, del creer saber sin saber. Uno de los mayores errores y origen de mucho dolor y desgracia es creer que puede esperarse mucho de la vida y esperar que el mundo nos sea favorable. Esperar que los demás nos amen, nos valoren, nos quieran puede complicarnos la vida. Más que esperar ser queridos lo importante para mantener el bienestar y la alegría es aprender a quererse, respetarse y valorarse, porque el amor no siempre llega en la cantidad deseada. Del amor se dice que es un compuesto de dos elementos: el sentimiento, el afecto, y el comportamiento o conducta beneficiente. Se propone que puede haber gran efecto, pero escasa conducta benéfica o, a la inversa, poco afecto, pero un comportamiento muy benefíciente.
El libro se termina con un capítulo sobre la moralidad y su fundamentación. Se hace obligado hablar de la moralidad porque de ella depende que la felicidad de los demás pueda mantenerse. Es obvio que cuando no somos morales causamos dolor, daño o perjuicio que puede arruinar la felicidad de los congéneres.
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