Descripción
El cuento de Sanz Lallana tiene el sabor de las cosas de antaño, de los sucedidos que las abuelas pinariegas -custodias de la tradición- contarían bajo la cónica chimenea a los atónitos nietos en las noches de Cierzo, cuando al lobo, augurando el invierno, le tocara descender de sus reales en la Sierra de Urbión.
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