Descripción
A los diez años la vida queda detenida en la memoria con la mixtificación de la realidad. Cincuenta años después vuelves a casa y ya nada es lo mismo. La memoria abastece un material vaporoso e insondable que se va desgajando como las historias que van discurriendo y que cuenta un testigo al que nadie hace caso. «A los viejos no nos escucha nadie, solo damos información que ya no sirve.»
Valoraciones
No hay valoraciones aún.