Descripción
Los poemas del hospital reflejan el paisaje de una durísima batalla en el que un yo lírico, valiente, poderoso, inmisericorde y, sobre todo, sangrante acaba de construir una terrible sinfonía con los cadáveres aún humeantes de tres egos, cuyas historias siguen palpitando, trituradas ya, transformadas, poetizadas, trascendidas.
La batalla ha sido encarnizada, el poder de tres egos enloquecidos (una mujer enloquecida por dos amores terribles y absolutamente incompatibles, el de su amante, loco de amor por ella, y el de su hijo, enfermo mental).
Sin el temple lírico de Eudald, la cosa podría haber concluido en un lacrimógeno y nimio serial “telepoético”, o lo que es peor, en un drama real de víctimas, cuchillos, policías y negros telediarios.
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