Descripción
Jugar con la palabra… ¡Qué cosa más bella! Jugar con la realidad. Atreverse a levantar otros mundos, a adentrarse en la psique de unos personajes que trastean con nuestras propias emociones cuando nuestro plano de realidad casi nos impide conocer nuestro propio ser psicológico. Inventarse escenarios en los que moldear esas emociones… ¿Puede haber trabajo con más poder que ese? No lo creo. El autor teatral es el gran demiurgo de nuestra civilización, ataviado de las herramientas pertinentes para psicoanalizar una sociedad en decadencia, conformista y pesadillesca que nos ha tocado (mal)vivir para lanzarnos un mensaje de esperanza: ya sea en la tragedia o en la comedia, hay esperanza para el ser humano. En una, porque de lo malo se aprende a construir. En otra, porque la risa siempre será la mejor medicina que exista. Lástima que muchos no sepan ver en el teatro ese juego de espejos en el que nos debemos mirar constantemente para llegar a ser un poquito mejores como civilización.
El teatro es en esencia la misma vida. A través del arte dramatúrgico, encontramos herramientas que nos permiten diseccionar las bondades y los pecados que atesoramos o cometemos. Y como traslación de nuestra propia existencia, hay elementos que nos llevan más tiempo madurarlos y otros que nacen y ya corren libres sin apenas haber crecido un palmo del suelo.
Tenemos hoy la dicha de contar en el teatro con diversos géneros que personifican esa metáfora, y en este Certamen de Teatro Dramaturgo José Moreno Arenas, que llega ya a su décimo cuarta edición, la prueba palpable de los mismos.
Miguel Ángel Bolaños
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