Paula Hernández Alejandro

Es un cantar sostenido sobre las remansadas pero vivas olas de la armonía. “El Canto Bajo el Hielo” (Ediciones Carena, 2021), séptimo poemario de Asunción Escribano, es un texto recorrido por la luz de la belleza, el buen ritmo interior, el equilibrio de la voz, la serenidad lúcida…y el dolor. El libro, dividido en cuatro secciones, que integran 22 poemas, ofrece <la plenitud de las palabras>. Con imágenes limpias, no gastadas. Pueden ser las que ve el ojo de la autora salmantina tomadas de la realidad diaria que sale al paso o pueden ser, también, las estampas captadas por un fotógrafo en no sé qué lugar del mundo; en uno y otro caso, interpelan a su sensibilidad y a su conciencia. Y, desde ahí, las imágenes trascienden sin ruidos. En otro aspecto, las referenciasno pueden ser mejores: San Juan de la CruzBorgesCernudaClaudio Rodríguez, Valente, Antonio Colinas, Juan Antonio González Iglesias… Existe un mensaje ético en sus versos. En estos días de incertidumbres, hay que estar preparados para leer palabras con aliento ético.

Escribano
, catedrática de Lengua y Literatura Españolas en la Facultad de Comunicación de la Universidad Pontificia de Salamanca, filóloga y periodista, es una mujer con amplios saberes y de amplias lecturas. Y desde esa firme base alcanza la alta calidad poética, ya sea cuando se refiere <al fulgor de la ebriedad> y otros dones (‘El poema’) o se fija en los niños que <alzan al aire / la liturgia punzante de sus risas> (‘Epifanía’), ya sea cuando proclama que <Está lleno de pájaros el día. / Solo para mí despierta el mundo> (‘El aleteo’) o cuando se compadece-solidariza con el herido (un hombre, un perro, un pájaro, un gato). Para el final, ‘El último carmelita’. Qué vida, ¿verdad? No, no. Escribe: <Sin él, está vacío el paraíso / y su aire será respirado solo por gorriones y turistas>.

Importante, muy importante, es el canto de dolor por la pérdida del referente, aunque se trate de un cántico a la vida, a lo que es y a lo que fue. Aparece en la dedicatoria primera, y prosigue en ‘La caída’, ‘El naufragio’, ‘Poder decir tu nombre’, ‘Ahogo’, ‘El mar’… Porque su padre le <enseñó / a creer en las palabras> y por muchas más cosas. <Todo lo que aprendí con él / hoy tiene alas>. Enseñar, aprender, volar. Para creer y celebrar.

Amplios saberes… Asunción Escribano, fina sensibilidad, es una humanista. Una voz meditativa, con afanes perfeccionistas. Escribe una poesía dotada de riqueza verbal, donde brilla la metáfora desnuda de vanos oropeles. Y la estética se acompaña de la ética, porque sabe que el poeta tiene una misión: la de iluminar la vida.