Entrevista con Sara Araujo, autora de A veces me he muerto

Just stop your crying / It’s a sign of the times

Sign of the Times – Harry Styles

En el estribillo del tema Sign of the times, el artista británico Harry Styles repite sin descanso estos dos versos, las alas de una mariposa: «Solo detén tu llanto, cielo, / es una señal de los tiempos».
Canta mientras levita sobre el mar de la isla de Skye, en las Highlands escocesas. Suscribe la letra de Sign of the times la escritora Sara Araujo (Colindres, Cantabria, 1990; araujosara.com), que antes de ser escritora también levitó, cantó y lloró. Ha dado al mundo el relato corto de prosa poética A veces me he muerto (Ediciones Carena, 2020), en el que exorciza una relación sentimental que le hizo daño. «Tenía dependencia emocional de las personas con las que estaba y en ellos me volcaba», dice, queriéndose por encima de todas las cosas.
«Me ayudó mucho mi madre, Reme», dice, honrando a quien le debe la vida.
«Me ayudó mucho mi padre, Ton, que no se rinde», dice, honrando a quien le debe la vida.
«Me ayudó mucho escribir A veces me he muerto», dice, y releo: «Él es Verano y yo soy Agua. Me enamoré como nunca antes lo había hecho. De su sonrisa. De sus manos. De su pelo. De su nariz. De sus ojos. De su arte. De su vida. De sus pecas. De sus labios. De él».
Dejo de leer.
Sara: «Me desintoxiqué y me hice fuerte».
Tan fuerte y rocosa y profeta como el viejo marinero Walt Whitman en Canto a mí mismo («Yo me celebro y me canto»).
Educada en el pueblecito costero de Colindres, salió de allí a los 18 años para dar vueltas y vueltas: San Sebastián, Salamanca, París, Santander, Londres y Barcelona, adonde llegó en el 2018 y donde se reencontró con su vocación.
«Vine a Barcelona dormida y creyendo que haría un posgrado de recursos humanos y ya está, que acabaría trabajando en el departamento de compensación y beneficios del gigante farmacéutico Novartis, y ya está. Pero yo siempre he querido actuar, así que me apunté a la escuela de interpretación Nancy Tuñón y Jordi Oliver. No sé si me dedicaré a esto pero ahí estoy.»
Por ahora, se la puede ver en televisión en los anuncios de Vinted («Vende ropa, gana dinero»).
Psicóloga de formación, le pide a la vida paz («la felicidad es estar en paz») y abundancia («volver a la tierra»).
La divertida, bulliciosa y rumbosa Sara Araujo es quien es porque ha pasado por lo que ha pasado. Igual que solo se puede ser alegre si se ha conocido la tristeza, solo se puede ser verdaderamente independiente quien ha conocido la dependencia, porque reconoce los mimbres del engranaje.

¿Quién es Sara Araujo?
Infinidades: una diadema, una persona amable con la vida («nos han educado hacia afuera, pero yo soy introspectiva»), que baila con la vida, que se detiene ante la belleza, que se pone de cara al sol para reverdecerse, que valora la sencillez, que está tranquila estando tranquila, que huele las flores de los bazares chinos aunque su olor no embriague, que es matrona y compañera y estudiante y amiga y comprensiva. «Soy humana en prácticas y me lo tomo en serio.»

¿Quién es Sara Araujo?
Un ciempiés, una oruga y un abejorro. Pura naturaleza. «Vivo un proceso loco, no quiero asumir la normalidad estructurada por la sociedad. Me enfrento a ello», convence.
Quizá por eso está escribiendo un segundo libro, Agua en diciembre, la continuación de A veces me he muerto. En su momento, también nos lo regalará. En un capítulo del ensayo filosófico El mundo de Sofía, el noruego Jostein Gaarder afirma: «la duración del regalo no tiene ninguna importancia. De alguna manera durará toda la vida».
Sara: «Antes construía desde la necesidad de estar con alguien y ahora vivo el amor».Vivir, su verbo.
Para el karaoke, nada de Sign of the times.
Aires de fiesta, 
de Karina:
«¡Viva la vida y arriba el amor!».

Jesús Martínez

1 comentario

Trackbacks y pingbacks

  1. […] Sara Araujo te adentra en su mundo de una manera especial, y logra poner en orden esos sentimientos que se le hacían bola. Me gusto mucho el final del proceso, después de la tempestad que devoró parte de su ser, para luego florecer fuerte tomándose su tiempo para dar las gracias, reconociendo y demostrando a las personas que le marcaron en la vida, dándoles el valor de lo que recibió de ellas. […]

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